miércoles, 12 de junio de 2013

Palos y piedras



"Por ello sucede, por ejemplo, que el estruendo de las rocas o de los truenos no parece adecuado para la música"

René Descartes

A veces me divierte pensar qué dirían no sólo los filósofos, sino cualquier artista de épocas pasadas (mis aficiones raras son cosa mía, no pasa nada). En este caso, me resulta curioso pensar qué diría Descartes de, por ejemplo, los experimentos sonoros de Stockhausen con taladros eléctricos. Lo cual me lleva a: ¿y si los taladros eléctricos hubiesen aparecido en el siglo XVII, estarían ahora incluidos en el plantel de las orquestas?

Por supuesto, esto era una exageración. Probemos con ejemplos menos radicales.

Debo confesar que me fascina la organología moderna. Instrumentos a cada cual más bizarro (entiéndase aquí bizarro como sinónimo de raro, no de valiente), capaz de arrancar un sonido más exótico que el anterior. Pero nos suena exótico porque nos suena AHORA: quizá dentro de doscientos años sean considerados instrumentos de corte "clásico". ¿No estaría bien un lied a theremin, una sinfonía a tesla coil (un instrumento que además puede acabar con tu vida si se te ocurre acercarte demasiado) o una sonata a hang drum?






El debate es, pues: ¿hasta que punto es considerado un instrumento como tal? Yo creo que depende de si la obra es interpretada con el objetivo de crear algo audible o demostrar algo artísticamente. Al menos, eso creo: si alguna vez encuentran a alguien que disfrute con el sonido de una taladradora, háganmelo saber para que tire por tierra mi teoría.

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